Stripper Cap. 3

El sol marca un poco más del mediodía del sábado y Jeanette con Máximo están disfrutando la radiante luz solar en la terraza con vista a la piscina.

– ¡Holaaaaa, buenas tardes!

– Hola tía, ¿tan temprano que llegó?

Pregunta Jeanette entusiasmada de ver a su tía llegar y lista para ir a la piscina.

– Así es. Es que hoy tengo un compromiso y debo prepararme bien.

– ¡EeeeeH!. Ya encontró compañía masculina. ¡EeeeeH!

Inmediatamente Máximo miró hacia otro lado para no cruzar la vista inescrupulosa de Salomé.

– Sobrina ubíquese. Me estoy divorciando recién.

– Yaaaaa, si era broma. – Responde Jeanette.

– ¿Y ustedes que hacen?

– Máximo me ayuda a terminar un trabajo para la universidad.

– ¿A ver de qué se trata? – Mirando el computador portátil.

– Estoy preparando una presentación de la importancia de la mujer a lo largo de la historia.

– ¡UuuuuH! Te faltaran diapositivas.- Exclama Salomé.

– Estoy resumiendo lo más importante no más po tía.

– Que no te falte entonces que para Aristóteles éramos como un hombre incompleto y débil, prácticamente un defecto de la naturaleza. Según él, el hombre tenía que cuidarnos, protegernos y guiarnos. ¡Jajajaja! Teníamos que someternos a ellos, ¡incluso sexualmente!

– ¿En serio tía?

– Así es sobrina. Busque en internet.

– Pero todo cambió. ¿No es cierto Máximo? – Le pregunta Salomé al joven.

– Si por supuesto, creo que sí. – Responde nervioso tratando de no fijar la vista en el cuerpo debajo de la transparencia.

– ¿Tú someterías a una mujer en la relación sexual?- Vuelve a preguntar seduciendo disimuladamente.

– ¡Jajajajaja tía la pregunta! Mi novio no es como esos hombres de las películas antiguas.

– No creo señora Salomé.

– ¡Jajajaja! Tutéame hombre, ya nos conocemos. No soy tan vieja.

Después de las carcajadas Salomé se quita el kimono de tela transparente y descubre su cuerpo con un fino bikini que cubre muy poco su trasero. Camina hacia la piscina sin antes hacerle un guiño escondido a Máximo y se tira al agua.

Los jóvenes siguieron con lo suyo, pero la única que podía seguir concentrada por la presencia de la mujer era Jeanette, ya que Máximo difícilmente concentraba su vista al computador, estaba distraído. La mirada se desviaba brevemente a Salomé ya que la mujer desde la piscina lo cautivaba con el cuerpo. Sobre todo cuando Jeanette entró a la casa para llenar los vasos de jugo y desde la piscina aprovechó para mostrarle atrevidamente los senos, ahí consiguió su total atención.

– ¿¡Yerno y usted no se va a bañar!? – Llega la suegra y lo saca de esa conmoción cerebral en la que estaba.

– No suegra, si yo termino de ayudarle a Jeanette y me tengo que ir. – responde atónito mientras Salomé se ríe desde la piscina y se sumerge en el agua levantando insinuantemente el trasero.

Luego Lucía entra al agua para acompañar a su hermana y los jóvenes terminan el vaso de jugo de piña y la presentación.

Horas más tarde la despedida de los enamorados no fue tan cariñosa, más bien fue un poco beligerante. Jeanette enojada no aceptaba que Máximo le cambiara los planes a última hora, se lo reprochaba, pero él insistía en que el motivo estaba justificado y que otro día la recompensará. Entonces la discusión terminó con Jeanette haciendo planes con sus amigas por despecho y Máximo con los planes impuestos por la mujer que miraba escondida a lo lejos detrás de una ventana.

La mitad del sol ya estaba escondida en el horizonte y la otra mitad aseguraba que eran las 20:00hrs pm. Aproximadamente.

El departamento adaptado como taller estaba esperando la presencia de dos jóvenes ingenuos que se convertirán en candentes strippers con el terreno preparado para cumplir una fantasía sexual derivada de un deseo intenso que la mujer promete hacer realidad.

Tocan el timbre y Salomé abre la puerta vestida extravagantemente seductora. Utilizó su lencería más tentadora para la ocasión y se presentó con un elegante chemise rojo transparente ajustado que moldea su figura. Este baja pocos centímetros para cubrir el colales con encaje floral negro que resalta los brillantes glúteos y en la parte superior delantera el bordado cubre con elegancia la aréola de ambos senos.

– Llegaron justo a tiempo guapos. ¡Adelante!

Abre la puerta y extrañada pregunta.

– ¿Y tu compañero?

Máximo estaba asombrado, sin palabras, se supone que él es quien trabaja con su cuerpo para excitar a las mujeres, pero esta vez se sentía como un cliente.  Sobre todo por la decoración del taller, las flores, el aroma, la cama con pétalos de rosas en el cobertor blanco y en la pared la pintura abstracta multicolor que se formó por la relación sexual del día anterior.

– Oye te estoy hablando. ¿Y tu compañero?- Insiste Salomé.

– No invité a ninguno. Vine solo. – Le responde un poco cohibido.

– Eso no fue lo que acordamos.

– Lo sé.

Máximo se deja llevar por sus emociones e impulsos sin reflexionar ni pensar en las consecuencias de sus actos y comienza a besar apasionadamente a la mujer demostrando que el juego erótico preparado estratégicamente para él le gusta, le complace y no lo compartirá.

– Siempre supe… que te gusté…, desde que lo hicimos… en mi cumpleaños.

– Te quiero… sólo… para mí.

Apenas puede expresarse la mujer por la efusividad con la que es besada, abrazada y toqueteada por las candentes manos de un hombre excitado. Ella por su parte le sigue el juego y se deja llevar por la intensidad de este comienzo y de apoco llegan a la mesa para que Máximo la siente sobre ella y disfrute el fruto de sus senos. Luego la camisa se abre sin contemplación de los botones y cae al suelo, después es el turno del cinturón que es desabrochado rápidamente como si el tiempo estuviera en contra, dejando para el final la libertad del pantalón que cae ayudado por las manos de Máximo.

El stripper ya estaba casi desnudo, hoy llegó con el vigor suficiente para consentir a la chantajista, se notaba en la potente erección encerrada en el bóxer gris que eligió para hoy. Estuvo a punto de sacar su arma más preciada, pero Salomé tiene otros planes y lo detuvo un momento.

– ¡Espera!

– ¿Qué pasa?, si esto es lo que quieres.

– No te equivoques guapo.- Salomé sonríe – Esto es lo que tú quieres.- Lo apunta con el dedo.

– ¡No te entiendo!

– Yo soy tu maestra y tú mi aprendiz. Yo doy las clases sexuales y debes hacer lo que yo quiero.

– Bueno… ¿y qué quieres?

– Te pedí esta noche traer a otro stripper, pero veo que eres mezquino. Hoy quería enseñarte una práctica sexual de tres personas. Algo distinto.

Máximo solamente escucha.

– Pero no te preocupes, ya lo arreglo.

Salomé se agacha sensualmente mostrándole mucho más que el trasero y saca de un cajón dos máscaras de carnaval. Le pone una a Máximo y la otra ella, ahora ambos quedaron con el rostro cubierto para empezar un nuevo juego, una nueva lección efectiva de aprendizaje. Lo invita a la cama y en ese momento el misterio y la sorpresa del stripper se acrecentó. Sale del cuarto de baño una amiga de Salomé, vestida muy similar y seductora, un cuerpo perfecto de mujer mayor y con la máscara tapando gran parte de su cara.

– La lección de hoy se llama dúplex. – Le dice Salomé y lo acuesta de espaldas.

– ¿Dúplex?- pregunta extrañado.

– Si, trio sexual entre dos mujeres y un hombre. Me lo agradecerás.

Después de la explicación le tapa la boca con sus labios y le acaricia el pecho, mientras que la amiga se une a la aventura adelantando trabajo bajándole el bóxer para liberar en plenitud la erguida juventud del stripper.

Definitivamente la sorpresa preparada le genera un problema mayor que envuelve a Máximo en una relación turbia e indecorosa. Amar mucho a su novia, pero ser preso de amenazas y chantajes con el fin de satisfacer los deseos carnales de una timadora, lo tenían con la mente distante, pero en el fondo estaba utilizando toda esa tormenta de pensamientos como justificación para ocultar el verdadero interés que estaba despertando en él, el interés a lo desconocido, el interés a los juegos de Salomé.

Las manos de Máximo entraron a la lección de esta noche, al igual que sus deseos e impulsos y complementó un perfecto trio amoroso sobre la cama con pétalos de rosas. Estaba viviendo en carne y hueso una fantasía anhelada por millones de hombres que jamás tendrán la oportunidad de vivirla, entonces se sintió el estandarte.

La amiga de Salomé oculta suavemente en su boca la potente erección de Máximo, mientras que él era besado por la maestra. Luego de un momento las mujeres hacían cambio de posición y de labor, como también en algunos pasares ambas hacían lo mismo en la misma zona. Eso hacía gemir al stripper. Los besos e intercambio de fluidos eran el hilo conductor que nunca terminaba, en ningún momento debía cortarse, era la cadena que mantiene firme y latente el placer de los tres. Las únicas veces que Salomé permitió cortarlo fue para sugerir a su amiga que se suba sobre Máximo para que disfrute el coito, mientras ella se encuclilla en la cara para que el stripper con la lengua haga su parte en la zona erógena por al lado del fino colales.

Todo estaba permitido, el intercambio de roles, el intercambio natural de posiciones, pero el centro de atracción siempre es el cuerpo del joven toyboy. Las mujeres por su parte no se tocaron jamás, siempre su fantasía fue utilizar a su víctima, a su presa, ya que estaban completamente transformadas en pumas. De igual forma dejaron por largos momentos que Máximo las domara y sea él quien las tome de la cintura y elija la mejor posición placentera para penetrar en ellas.

En algún momento Salomé se baja de la cama y comienza a pintar en un lienzo la escena de sexo en la que dejó de participar, entonces pinta los cuerpos de su amiga y del joven que entre ellos eran dos desconocidos.

Así la noche avanzó y el taller se transformó en el refugio de un acto sexual inexplorado. Ocultó los gemidos, suspiros y los gritos que al final indicaban que las mujeres llegaron al punto culminante y de mayor satisfacción; el orgasmo, entonces ya habían cumplido su acometido.

Los domingos en la casa de Jeanette acostumbran a almorzar en familia y Marisol tenía todo preparado para sentarse en sus respectivos puestos de la mesa.

Se escucha el auto de Máximo llegar y se saluda fríamente con su novia, aún estaba sentida por el cambio de planes de ayer. Saluda a su suegro, saluda a su suegra y luego con indiferencia saluda a Salomé, toma su puesto y comienzan a beber el aperitivo.

– ¿Lucía, y ese cuadro? – Pregunta Daniel apuntando un nuevo cuadro colgado en la pared y guiando la vista de todos.

– Lo pintó Salomé y me lo regaló. ¿Qué te parece?

– Me parece una posición sexual extraña.

– Jajajaja. Es abstracto acrílico cuñado. Una representación conceptual de una posición sexual. Es moda.

Máximo recuerda por breves momentos que anoche Salomé dejó de participar en el dúplex y se levantó a pintar, pero no está seguro si ese es el cuadro.

– Si esta buena. Me gustó- Responde Daniel.

– ¡Oye anoche prácticamente dormí solo! Todas salieron y llegaron tarde.

– Yo me quedé con mis amigas viendo películas. Ya que mi novio me cambio los planes y me dejó botada- Responde Jeanette insinuando descontento hacia Máximo.

– Cuñado, yo me pasé la noche pintando en el taller.

– ¿Y tú Lucia?- Pregunta Daniel a su esposa.

– Yo acompañé a mi hermana en el taller. Ahí nos servimos unos tragos mientras ella pintaba.

Continuará…


Autor: consciencia12

Imagen: alibaba.com