El Centurión P8-Anima Ingis

La Diosa Ceres camina enfurecida por el inesperado agravio recibido, detrás de ella la escoltan 2 demonios con la orden de llevarla a la ergástula de esclavos. Pensaba que el engaño de Cronos la dejó sin alternativas de libertad ni de conseguir su propósito, recrimina el hecho de haber confabulado con un Titán loco y de no darle importancia a una eventual rebeldía. Pero la libertad pierde valor frente al propósito, ya que la situación que la motivó a alzarse contra su hermano fue el secuestro de su hija Proserpina, ya que la Diosa Ceres jamás le perdonó a Plutón que se haya enamorado de una sobrina ni mucho menos que la haya raptado para casarse con ella y mantenerla prisionera en el inframundo.

– ¡Entra! – Grita un demonio empujando a la Diosa antes de encerrarla.

– ¡Demonios estúpidos, como se atreven!

Ceres regaña a los demonios y camina hacia atrás resignada al encierro presionando fuertemente su cinturón para canalizar la ira, hasta que la oscuridad la cubre completamente en el fondo de la mazmorra.

Por otra parte, el Titán Cronos tiene convocado a miles de demonios para festejar la posesión del trono de Plutón, entre ellos; generales, capitanes, duques y guerreros. Están todos aglomerados en el salón bebiendo sangre y comiendo las almas descuartizadas de todos los espíritus que yacen en la fosa de los condenados. Mientras que sus seguidores más fieles lo acorazan con la armadura de guerra que lo blindará en las tierras arcanas. Luego vocifera una arenga que se transmite por encima de la Ninfa y el siervo cadavérico, porque estos se mantienen de rodillas delante del imponente trono.

– ¡Hoy junto a mis hermanos! – Grita el Titán- Tendremos la fuerza para imponernos y dominar el inframundo.

– ¡Siiiiiiiiiiii……!- Resuena el unísono de la horda.

– ¡Y no basta con eso!, ¡vamos a eliminar la amenaza que nos condenó y esclavizó!, ¡Recuperaremos el Olimpo!

El grito frenético de los demonios de distintas jerarquías y legiones se escucha hasta los rincones de la ergástula de esclavos y llega a los oídos de Ceres. Como también el colerizado movimiento de la bestia Leviatán en el río Estigia evidencia que los escucha y entra en frenesí por la pronta guerra que se avecina.

Quien también podía oír la celebración de los demonios era Caronte que viajaba ida y vuelta trasladando demonios al otro lado del río para unirse al festejo. Y adelante y mucho más allá, Cancerbero corre acongojado por la muerte de su amo y gruñe mirando con una de sus cabezas hacia atrás porque puede escuchar lo que pasa y, sobre todo, ver a lo lejos a los demonios que los siguen.

– ¡Continúa amigo Cancerbero, no lamentes la pérdida! ¡Solo recuérdalo! – Le dice Nonio golpeándole el lomo.

– ¡Concéntrate en llegar al Volcanal antes que nos alcancen los demonios! ¡La Diosa Minerva es la respuesta!

En el otro extremo del inframundo, Cronos está listo para liberar a su hermano, pero solamente le falta un elemento esencial.

– ¡Tania! – Le habla a la Ninfa arrodillada frente a él- Tu lealtad hacia mí ha sido virtuosa y por eso serás recompensada en el nuevo reino.

– ¡Gracias mi señor!- Responde ella.

– Ahora necesito un último favor de ti. Has sido guardiana de Plutón por mucho tiempo, por eso conoces el secreto. Tráeme el talismán para romper las cadenas de la prisión.

– Ya estaba en eso señor.

Tania había enviado a su siervo a buscar algo a la ergástula de esclavos y llega en ese preciso momento con la petición de Cronos.

– Aquí le entrego el Talismán que necesita. – Le dice Tania

Cronos y los demonios observan impacientes a una mujer que estaba prisionera en las mazmorras.

– ¿Ella tiene el talismán? – Pregunta el Titán.

– No señor. Ella es el talismán.

– Explícame Ninfa.

– Proserpina es la reina de los muertos. Debe llevarla a las tierras arcanas para que invoque el “fruto atributo” y con las cuatro semillas podrá abrir los candados.

– ¿Así de simple?

– Si mi señor. Debe introducir cada semilla dentro de un candado.

Cronos se levanta del trono y toma a Proserpina del brazo.

– ¡Vamos entonces linda mujer, no tenemos nada que esperar!

Y se dirigen los dos a las profundidades de las tierras arcanas dejando a sus espaldas a una multitud de demonios gritando el nombre del Titán. Ella por su parte se mantiene en silencio y resignada al acontecer.

Para llegar a la prisión de los Titanes en el tártaro, deben cruzar un enorme puente de rocas con un rio de fuego y lava por debajo, pero antes deben atravesar la ergástula de esclavos y pasar por frente de la mazmorra donde está prisionera la Diosa Ceres, madre de Proserpina.

– ¿Qué hiciste madre, que hiciste? – Se lamenta Proserpina frente a la mazmorra de Ceres

– ¿¡Hija estas bien!?, Mi amor de madre actuó a tu favor, eso hice.

Ceres se acerca queriendo tocar a su hija sacando el brazo entre los barrotes bajo la fría vista de Cronos, que actúa indiferente a la conexión maternal, y exclama.

– Tranquila Ceres, mi parte del trato lo cumpliré. Pero antes necesito el fruto de tu hija. Te la devolveré muy pronto. – Aleja a la hija del alcance de su madre.

– Ya no confío en ti Cronos, me utilizaste para liberar a tus hermanos. Vas a iniciar una guerra si lo haces. – Lo dice afligida y el Titán responde.

– ¡Tú sabes quién provocó mi ira!

– Pero tu ira tendrá consecuencias, despertarás la furia de los Dioses.

– Eso es lo que espero, mi intención es hacerlos bajar del monte. – Responde con actitud malévola y sigue la marcha al colosal puente de rocas.

Por otra parte, Nonio Recepto ya divisaba las explosiones de magma desde las grietas de la tierra y mientras más avanzaba, más aumentaba el grado de explosividad con un alto nivel de gases. Los saltos gigantescos que debía dar Cancerbero para no caer a los ríos de magma, apenas mantenían al centurión en la montura.

– ¡Falta poco amigo, lo vamos a lograr!

El grito de aliento de Nonio fue lo último que escuchó el animal antes de descender a un montículo sin su compañero, ya que una flecha lanzada por un demonio golpeó la espalda del hombre y desequilibró su montura haciéndolo caer rápidamente. Los seis demonios estaban muy cerca de alcanzarlos para darle caza.

– ¡Ustedes por allá!

Ordena un demonio líder para separar al grupo en tres y cubrir más área ya que el humo y las cenizas dificultan la visibilidad, entonces comenzó la cacería.

Nonio había quedado colgando de la orilla de una grieta muy cerca del rio de magma y gracias a la armadura obsequiada por Plutón no se incinera, lo mismo lo salvó de la flecha. Entonces logra subirse en lo alto, se pone el casco de invisibilidad y sigilosamente comienza a acechar a sus enemigos. En este momento la presa se convierte en el cazador y se acerca por la espalda a un demonio para cortarle la cabeza con la espada fulgurante, nadie notó la desaparición del demonio ya que fue lanzado al magma. Luego le tocó el turno a otro demonio que estaba buscando entre las rocas, el destino de este fue ser empujado al magma, pero con un corte en la espalda. Quedan cuatro demonios que están separados en la búsqueda, pero uno de ellos fue desmembrado por Cancerbero quien no ocultó su presencia alertando al resto para atacar directamente, entonces los tres demonios lucharon uno a uno contra una cabeza de la bestia. Seis demonios no fueron suficientes para detener a Nonio, ya que dos fueron víctima del filo de la espada y los otros cuatro fueron despedazados por el filo de los colmillos.

– ¡Vamos rápido amigo, quizás vienen más!

El centurión se saca el casco de invisibilidad y se alista para montar a Cancerbero, pero el demonio Agliaret, uno de los grandes generales del infierno aparece en escena como el responsable de haber enviado estratégicamente a los seis demonios más rápidos como carnada, con la única misión de descubrir la ubicación y ganar tiempo. Agliaret es el comandante de la segunda legión más grande del inframundo y posee el poder de descubrir secretos, por esa razón fue enviado a detener al Centurión y descubrir la conversación que tuvo con Plutón. Siempre se le ve acompañado de sus tres capitanes; el demonio Buer, capitán de la 2ª orden del infierno, teniendo cincuenta legiones de demonios bajo su mando. Botis, capitán de la 1ª orden del infierno, teniendo bajo su mando a sesenta legiones de demonios. Y por último Gusoyn, capitán de la 3° orden del infierno y tiene a su servicio a cuarenta legiones de demonios.

– Por Júpiter, ahora sí que estamos en problemas.

Evidentemente el problema es la legión de demonios guerreros que apareció detrás del humo volcánico y dejó al dúo sin oportunidad de escape.

– ¡¿Esta escoria derroto a Verrier?!- Pregunta Botis sobre su muerto caballo negro.

– Tiene la espada fulgurante, está bendecido. – Responde Gusyon.

– Al parecer es un lacayo de Plutón, tiene su armadura y el casco de invisibilidad. – Agrega Buer.

– ¡Silencio!, acaso no ven no lo que yo veo. – Interrumpe el general- No es la armadura ni las armas lo que hace especial a esta escoria humana.

Agliaret tiene la capacidad de ver el interior de las almas y descubrir las cualidades y dones secretos que definen a una persona. Sabe que Nonio no se rendirá.

– ¡Eres un ser racional humano! – Le grita Agliaret a Nonio- ¡Cuéntame tu última conversación con Plutón!

– ¡Sabes que no lo haré demonio!

Los capitanes se ríen mirándose entre ellos, saben que no tiene sentido resistirse. El general le hace una señal al capitán Botis y este se baja de su cadavérico caballo para enfrentarse al centurión, entonces el demonio da un gran salto desde lo alto y cae frente a la espada fulgurante de Nonio, luego desde su garganta extrae una enorme espada llamada “Spatha” y se alista para la confrontación. La bestia Cancerbero en tanto, se echó en su sitio ya que comprende que no tiene oportunidad frente a demonios de primera jerarquía.

El primer choque de las espadas fue cuando Nonio se protegió a la embestida vertical desde arriba que prácticamente lo aplasta. Como el demonio Botis es mitad humana y la mitad inferior de víbora, se levanta casi tres veces su tamaño sobre el centurión y con fuerza descendente golpea con la espada. Nonio solamente se protege analizando una táctica que le permita salir y contraatacar. Una y otra vez el demonio lo golpea hasta que el centurión esquiva el golpe, pero recibe inmediatamente la embestida con la cola de víbora, absorbiendo la energía su armadura. Nuevamente llega un golpe desde arriba y Nonio se protege, pero cada vez más debilitado, no comprende como el demonio adivinó su siguiente movimiento y lo golpeó a tal punto de molerle algún órgano interno y hacerlo escupir sangre. Vuelve a realizar un intento para embestir, pero ni siquiera alcanza a llegar al demonio, por alguna razón su oponente se anticipa a los movimientos y ataques de Nonio.

– ¡No podrás ganarle al capitán Botis! – Le grita el general – ¡Ese demonio conoce el pasado y el futuro de tus movimientos!

– ¡Estas acabado escoria! – Agrega Botis- ¡Ríndete y cuéntanos que te dijo Plutón!

El centurión grita su respuesta.

– ¡Jamás!

En vista de la negación impetuosa del romano, Botis le da un golpe de gracia con toda su fuerza para que sea imposible de detener tal impacto, dejándolo aplastado entre su cola y la roca volcánica. Luego enrolla la cola de víbora en su cuerpo y levanta al moribundo para dejarlo a merced del general. Las tres cabezas de Cancerbero se lamentan.

– ¡Ya general, puede hurgar entre sus pensamientos!

El demonio Agliaret llega de un salto al lugar, decidido a penetrar su mano dentro de la cabeza del centurión, ya que de esa forma puede leer y descubrir cualquier secreto que tenga guardado. Entonces procede y comienza a absorberlos poco a poco, recibiendo como único rechazo las convulsiones que genera el cuerpo al estar sometido prácticamente a una posesión demoníaca. Con una tenue lucidez y derrengado razonamiento, Nonio creía que era el fin de su esencia hasta que comenzó a temblar en todo el volcanal. Los demonios se extrañaron y la legión comenzó a inquietarse de lo que sospechaban, ya que era indiscutible que la Diosa Minerva estaba despertando. Las grandes rocas se hundían de apoco y otras sobresalían formando olas de magma, las grietas se abrían y otras se cerraban aplastando a demonios guerreros que caían por perder el equilibrio, otros caían directamente al desenfrenado fluir del magma. Cancerbero se levanta inquieto y los caballos muertos se asustaron volviéndose locos, ya que algo estaba pasando, algo estaba apareciendo que movía y cambiaba de forma todo el territorio del volcanal.

Cronos por su parte continúa con su objetivo. Está cruzando el colosal puente de rocas y lleva tomada del brazo a una sumisa prisionera. Por debajo de ellos se puede ver el magma fluir con un brusco movimiento ya que está conectado con el volcanal, por muy lejos que estén ambos reinos. Sobre ellos y muy alto se aprecia una cúpula de rocas hirviendo que gotea lava e hilan múltiples cascadas de magma que son esquivadas por los únicos sobrevivientes que soportan la alta temperatura de las tierras arcanas, los demonios voladores; seres de jerarquía inferior que protegen la entrada a la prisión y son llamados Isabos. Por el contrario, Cronos necesita de la armadura que lleva puesta para no incinerarse con el fuego eterno y la Diosa Proserpina no tiene problemas ya que las tierras arcanas son el regalo de bodas que Plutón le obsequió.

Muchos Isabos caen aturdidos por el golpe del mazo de acero que Cronos usa para repelerlos, ya que la tarea de los pequeños demonios es no dejar pasar a nadie que no sea la Diosa Proserpina, pero el titán es poderoso incluso contra cientos de demonios voladores juntos.

– Esta es la entrada mujer.

El tamaño del Titán es pequeño comparado con la cúpula que encierra a sus hermanos, aún así golpea fuerte las paredes de la prisión y hace retumbar un ruido en todo el exterior transmitiendo la vibración. Vuelve a golpear esperando escuchar alguna respuesta, hasta que logra despertarlos y le devuelven los golpes desde adentro.

– Ya reina de los muertos, necesito tu fruto. ¡Muéstrame!

La Diosa abre los brazos y luego junta las manos, las deja abierta formando una esfera mientras un tenue brillo aparece formando el fruto atributo.

El portal de la cúpula carcelera está asegurado con cuatro candados gigantes que solamente cederán al introducirles una semilla del fruto atributo a cada uno. Entonces la diosa completa su ritual y le entrega a Cronos una granada solicitándole morderla para obtener las semillas. Este accede e introduce una en cada orificio del candado.

Volviendo al volcanal, el terremoto seguía generando bajas en la legión de los demonios hasta que el general prefirió sobrevivir en esta oportunidad y ordena la retirada. Nonio que se estaba recuperado un poco vuelve a la posición de combate apenas fue liberado por la cola de Botis, y amenaza en su dislocado juicio a los demonios pensando que le temían a su valentía. Sin embargo, detrás de él se ve el epicentro del movimiento telúrico; una gigante mujer desnuda que se levanta lentamente de la cama de lava y bosteza estirando su cuerpo, era la Diosa Minerva.

Luego del desenfrenado escape de la legión, las rocas menguaron el movimiento y el magma calmó su fluir. Cancerbero y el Centurión quedaron aislados en un pedazo de tierra en medio de los ríos calientes y totalmente fuera de peligro. Ni una legión de demonios es suficiente para hacerle frente a Minerva, y eso el general Agliaret lo sabe.

– ¡Diosa Minerva! – Nonio grita hacia arriba.

Minerva con su característica lentitud mira hacia abajo y se arrodilla para hablar, dejando sus enormes senos justo frente de ellos.

– Tu sangre tocó mi sangre – Confirma ella haciendo retumbar su voz en el entorno.

– ¡Así es Diosa de la sabiduría, así es! – Nonio supuso que su sangre cayó al magma.

– Entonces me invocaste porque buscas respuestas, dímelas.

– ¡En realidad, no tengo preguntas, solo vengo a mencionarte la desgracia de un Dios! ¡Tú sabrás que responderme!

– Te escucho Nonio

– ¡Es el Dios Plutón, ha muerto!

– Le cortaste la cabeza como te aconsejó el barquero Caronte. – La Diosa se toma su tiempo para bostezar- Entiendo.

El centurión se sorprende ya que la Deidad todo lo sabe.

– ¡Así es, pero no entiendo por qué me trajo al inframundo para asesinarlo, pensé que quería mi ayuda!

– Y se la has otorgado Nonio.

– ¿¡Pero qué pasará ahora!? ¡Sin el Dios del inframundo Cronos liberará a sus hermanos!

– Viniste por las respuestas que yo no puedo darte. Tendrás que descubrirlas por ti mismo.

La diosa acerca su cara a ellos y abre la boca para que el centurión entre en ella, le dice que en su interior encontrará las respuestas. Entonces entra sólo porque Cancerbero se acurruca para esperarlo afuera. Una vez que Nonio entra, la Diosa se lo traga y se acomoda para volver a dormir en su cama de magma.

Después de caer lentamente por paredes viscosas llega a unas escaleras que bajan una gran distancia y en el fondo se ve una puerta. El centurión sigue el camino y entra para encontrarse con las respuestas, pero asombrosamente se encuentra con más preguntas, ya que detrás de la puerta está el Dios Plutón sentado en un sillón bebiendo vino y comiendo carne.

– ¿Dios Plutón?, ¿no lo entiendo?

– Has llegado por fin Nonio Recepto. – Dándole un abrazo.

– ¡Estas vivo! – exclama asombrado.

– Claro que si Nonio, no podía dejar que mis enemigos me engañasen de esa forma.

– No entiendo, yo corté tu cabeza.

– Por supuesto que no. Dejé en mi trono una réplica de mí, echa de partes de cuerpos de hombres condenados, a través de mi omnipresencia hablé contigo.

– Engañaste a todos.

– No tuve elección. Mi agotamiento comenzó hace mucho tiempo atrás lo que me hizo sospechar de todos.

– Y engañándolos descubriste a los traidores y enemigos. Los hiciste revelarse.

– Así es Nonio. Y tu cumpliste tu tarea. Siéntate, bebe un poco de vino y come.

Nonio se acomoda y toma una copa.

– Cuando comencé a perder mi fuerza, subí a la superficie a averiguar lo que pasaba. Descubrí que el sumo sacerdote ordenaba a los rabinos a desollar a la gente. Estuve ocho años terrenales siguiendo el actuar inhumano, pero nunca mencionaron el nombre de su amo.

– ¿Entonces tú eras el niño endemoniado llamado Benicio? – Nonio recuerda y lamenta aún la muerte del muchacho.

– Yo era los dos Benicios Nonio, no te lamentes por el pequeño desollado. Nunca sufrió. Quería apresurar las malas intenciones de los religiosos haciéndome pasar por un menor con telequinesis. Ahí te conocí.

– ¿Y cuál es mi rol en tu historia? – Pregunta bebiendo vino.

– Esa noche cuando me dejé atrapar por los rabinos, descubrí el verdadero mal. Pude ver el rostro endemoniado del sumo sacerdote y supe que estaba poseído por un demonio, pero no pude saber el nombre.

– Y es por eso que recurriste a mí.

– Así es Nonio, gracias a ti ya tengo las respuestas. Tú fuiste el hilo que conectó todos los acontecimientos y se revelaron.

– Entiendo Dios Plutón, ya conoces a tus enemigos; tu hermana Ceres, la conspiración de demonios y titanes, pero ahora no tienes trono y liberaran a los titanes. ¿Qué pasará ahora?

En ese momento cruje todo el inframundo, se siente partir la tierra en dos con el sonido de los colosales portales oxidados abriéndose, el grito desaforado de los demonios festejando un triunfo se escucha a cabalidad incluso dentro de Minerva, lo cual acentúa el momento en que los titanes fueron liberados.

Plutón solicita salir de su guarida y le pide a Minerva dejarlos en la montaña más alta del Volcanal para mirar hasta el horizonte y tener una visión más aventajada del acontecimiento que se avecina.

– Todo el inframundo está en tu contra Dios Plutón. -Le dice Nonio asombrado de la gran mancha de demonios que se ve en el Panteón.

– Por eso no podía exponerme para ir por mis armas de guerra Nonio, tu misión fue tráelas. Ahora nuestro siguiente paso es luchar, enfrentar lo que se viene.

– ¿Y su plan es que ambos enfrentemos a los titanes?

La respuesta a esa pregunta no salió de la boca del Dios Plutón, fue respondida por un resplandeciente destello de luz que provocó un estruendo y rompió una roca cerca de ellos para traer a Neptuno; Dios de los mares que golpea su tridente en las rocas en señal de apoyo. Luego otro destello descubre a Marte; Dios de la guerra destructiva y de la lucha que llega golpeando su ligera espada en el escudo. La tercera guerrera es Venus; Diosa del amor y la belleza que levanta su espada y expresa el apoyo. Aparece inmediatamente Diana; Diosa de la caza y la virginidad, apuntando con su arco y mortífera flecha a los titanes en señal de agresión. Montado en Pegaso, aparece Mercurio; Dios del comercio y protector de los caminos con su caduceo en la mano derecha. Lo sigue Apolo; el Dios de la luz con su arco y letales flechas. Luego toca el turno en la fila a Vesta; Diosa del calor y fuego con su sagaz manipulación del fuego eterno. Y al final aparece el dueño de casa Vulcano; Dios de los volcanes, de los incendios y la herrería que golpea una enorme roca con su inquebrantable martillo.

– Te presento a mis hermanos Nonio.

 

Continuará…..


Autor: consciencia12

Imagen: Mark Frost en Pixabay