– oooooH medio retorcijón de tripas, necesito urgente ir al baño. ¡Pata de Jaiba atiende a las personas!
Indudablemente la mujer se sintió incómoda con la situación ya que tenía en frente a un joven con el cual casi tiene relaciones y al padre del joven con el cual tuvo relaciones sexuales la noche anterior.
– ¡¿Pero Cheli estas bien?! – Pregunta Germain
– Si, el ceviche me dio dolor de guata… voy a demorar porque voy a hacer del 2.
La familia mira como la Cheli se retorcija de dolor y da pequeños saltos por querer llegar apresuradamente al baño a evacuar, pero solamente Jack sabe que está fingiendo por lo incómodo de la situación.
– Disculpen caseritos, pero me voy a Estados Unidos… chao.
– ¿A Estados Unidos? – Pregunta Germain
– Si, pa ver Chi cago. – Y se fue rumbo al baño dejando a varios disimuladamente sonriendo.
– ¡Qué mujer tan extravagante! – Exclama Bethany
– ¡¿Ya caseritos, que le fileteo?! ¿Quieren pescado o mariscos? – Toma el mando el Pata de Jaiba afilando el cuchillo.
Rápidamente Germain se va del lugar siguiendo a la Cheli y Jack disimuladamente le dice a su esposa que elija los productos para el almuerzo, ya que también se distancia avergonzado.
– Y mi reina, ¡ya le dijo el mister ya!… ¿qué le damos?
– Ya amoroso. Dame pescado fileteado, quiero llevar dorado, dos. También tres docenas de ostiones.
– ¡A su orden mi reina!
Comenzó a trabajar ágilmente el Pata de Jaiba moviendo sus brazos cubiertos de músculos heredados por sus antepasados que trabajaron toda la vida en la pesca artesanal. Todo bajo la mirada de la mujer.
– Caserita también le tengo fresquito el congrio y los locos llegaron recién, están grandes como la palma de mi mano. Mire.
Bethany mira las manos del Pata de Jaiba y se fija en los largos dedos que se introducen dentro del pescado y suavemente abren la carne dividiéndola en dos.
La verdad no quiero pensar que se estaba imaginando la mujer en ese momento, pero no tengo dudas en que gozaba lo que veía.
– Yo no sé preparar el congrio ni tampoco tengo la fuerza para apalear los locos. ¿Porque hay que golpearlos antes de comerlos verdad? – Le habla la mujer.
– De verdad que si mi reina, los locos son un manjar en esta época. Los tiene que golpear fuerte eso sí, o si no le quedan terrible duro.
– Las cosas duras son las mejores amoroso- Responde Bethany haciendo sonrojar al Pata de Jaiba.
Metros más allá, en el sector de los baños estaba la Cheli encerrada esperando a que la familia se fuera, entonces fingía que estaba haciendo del 2. (Para aquellos que no saben, en la jerga chilena por lo menos, ir al baño a hacer del 2 significa ir a hacer caca, hacer del 1 es hacer pichí). Entonces, la Cheli pensaba en la mensa cagadita en la que estaba metida, porque se había comido al papá de un excompañero que estuvo a punto de comerse el día anterior. Estaba sorprendida del casi 2×1 que el destino le había preparado.
– ¿Qué hago, que hago?
Se pregunta mientras intenta subirse los pantalones, pero volvió al trono porque se hicieron realidad las ganas de hacer del 2. Repentinamente evacúa todo el almuerzo chorreando el contorno de la taza del baño y sus intestinos aplaudieron tal vacío que quedaba. Sus manos instantáneamente hicieron apoyo en las paredes laterales mientras su esfuerzo se escucha afuera del baño. Una mezcla de dolor y satisfacción sentía mientras caían a zambullirse los susodichos haciendo el efecto esperado de mojarle los cachetes del poto, ganándose bien el nombre de “mojones”.
– ¡Mierda, mierda no hay papel!
Se da cuenta y desesperada busca el celular para pedirle ayuda a su colega.
– ¡Por la rechucha se me quedó el celular en el local! – Se recrimina golpeándose una palmada en la frente ya que arrancó olvidando el teléfono.
– Con el calzón no má, care palo. – Se le ocurre una idea en voz baja.
Mientras tanto Jack sin saber la ubicación de los baños identifica a su hijo cerca sin explicarse el motivo, entonces con el objetivo de espiar a su hijo, se acerca sin ser visto hasta detrás del muro de los baños donde están los contenedores de basura.
– Puta el calzón chico oh, quedó todo cagado, pero igual sirvió.
El problema ahora del baño público es que no tiene papelero y a la Cheli se le ocurrió botarlo en el WC, grabe error, ya que al tirar la cadena el género del calzón más el sólido del excremento taparon el sifón y el agua en vez de bajar comenzó a subir.
– ¡Por la rechcucha otra vé!
Trató de escapar haciendo vista gorda y dejar el baño tapado, pero se dio cuenta que afuera la esperaba Germain entonces volvió a entrar porque se daría cuenta que el agua sucia saldría de donde ella estuvo. No quería pasar ese bochorno, entonces con temple de acero no le quedó más remedio que solucionarlo destapando el sifón.
– Ya mierda no respires.
Se dio valentía, se remangó el polerón, tomó aire y lo retuvo en los pulmones para meter la mano a la taza con agua y caca hasta sacar el calzón que obstaculizaba.
– ¡Oooog la webada asquerosa, oooooogg!
Trataba de hablar entre fuertes arcadas que se alcanzaban a escuchar afuera, incluso detrás del muro donde estaba Jack espiando.
Luego de varios segundos, por fin logra tomar el calzón y lo saca rápidamente para que el agua pueda irse por la alcantarilla, y para deshacerse de él lo arroga hacia afuera por la ventana ya que hay contenedores de basura.
Asunto solucionado, se lavó los brazos, dejó el baño funcionando con normalidad y salió felizmente sin calzones hasta ser interceptada por Germain.
– Cecilia por favor, escúchame. – La detiene cruzándose en su camino.
– Germain estoy en mi trabajo. – Replica ella enojada
– Es sólo un minuto, quiero pedirte disculpas por no haber estado ayer.
– Me dejaste plantada y ni me llamaste.
La pequeña discusión estaba siendo observada por Jack escondido muy cerca detrás del muro, pero no podía escuchar el contexto. Solamente ve que su hijo trata insistentemente de recuperar la atención de una mujer descontenta. Luego ve que ambos vuelven a la pescadería y él se apresura para volver también.
Al mismo tiempo el Pata de Jaiba hacia lo suyo.
– ¡Ya mi reina, aquí está el fileteao sin espina! Listo para cocinarlos frito, empanizado, al horno con cítricos, puede ser empapelado a la parrilla, a la sal o simplemente en ceviche mi reina.
– Wow! Tu si que sabes cómo comerse el pescado. – Responde ella coqueta.
– Obvio mi reina, aquí en mi labor adquirí la experiencia de comerme todo y de distintas formas. – Se comporta con un aire de galán.
La madre de Germain sonríe y no alcanza a devolver las palabras picarescas porque entra a la pescadería la Cheli y segundos después llega Germain al lado de su madre para sostener las bolsas de pescados y mariscos. El último en llegar haciéndose el desentendido fue Jack que pregunta si ya se había comprado para retirarse.
– ¿Todo listo para irnos? – Pregunta seriamente.
– ¡Hay olor a caca, que asqueroso! – Exclama Bethany mirando a la Cheli.
– No me mire a mi señora, yo me lavé las manos.
La Cheli se defiende y se da cuenta que arriba del sombrero de capitán de barco de Jack, está el calzón cagado que tiró por la ventana. Obviamente ocultó la risa y se quedó callada, pero entendió que esa es una prueba irrefutable de que el hombrón la estaba espiando.
– No aguanto más esta ordinariez, ¡vámonos! – Se enoja la madre.
– ¡Momento! – Se pronuncia Germain – Padre, Madre, antes de irnos quiero presentarles a una amiga. Ella es Cecilia, una ex compañera de la enseñanza básica y media a la cual estimo mucho.
Todos los presentes quedaron atónitos hasta que Bethany rompió el silencio.
– Espero que la aprecies como amiga no más. – Intercede indiferente.
– Bethany por favor- Jack intenta silenciarla evitando la vista con la Cheli.
– Lógico amor, viven vidas distintas. Por decir lo menos. – Le responde a Jack
Germain hace caso omiso de los comentarios de la madre y le hace una invitación a la Cheli.
– Cecilia, hoy vamos a celebrar nuestros cumpleaños. Me gustaría invitarte, por favor.
La invitación sonroja a la Cheli sobre todo porque Jack, “el capitán de barco”, la queda mirando sorprendido. Sintiendo también el olor a caca sin darse cuenta de que tiene un peso extra sobre su gorra de capitán.
– ¡¿Hijo está seguro?! – Replica la madre disgustada.
– Si madre, estoy completamente seguro. – Fundamenta – Estamos solos en este pueblo, yo no tengo amigos, no tengo tiempo de socializar con nadie y ahora que encontré a Cecilia quiero recordar el pasado. – ¿Qué opinas papá?
– EeeeeeH, no tengo problemas hijo, eeeeees tu decisión. – Responde desconcertado.
– ¡Yo no tengo problemas en ir, dime la hora y estoy ahí con el Pata de Jaiba! – Interfiere decidida la Cheli, asombrando a todos incluso a su colega de trabajo.
El Pata de Jaiba iba a negarse, pero recibe un puntapié en la canilla que lo obliga a disimular el dolor, haciendo como que ordena los ostiones de la bandeja que está en el piso.
– Gracias Cecilia, nos vemos en mi casa hoy a las 20hrs. Te espero.
Todo decidido, todo planeado para la noche. La familia se va del lugar y el único que se despide cortésmente es Germain, ya que lleva la ilusión de ver a su excompañera en su cumpleaños. En cambio, su madre malhumorada ignoró la invitación y con una señal de desprecio dio vuelta la cara y caminó. Obviamente no le gustó la idea. Jack por su parte, solamente movió la cabeza en señal de “hasta luego” mirando al piso, y se va llevando consigo el calzón cagado.
La Cheli dejó todo preparado para salir con lo que respecta a su hijo, información del lugar en el que va a estar, número de teléfonos para alguna emergencia y la comida lista para que coma más tarde. Lo último que le faltaba era echarse perfume, entonces vuelve a su pieza mientras el Pata de Jaiba la espera en el comedor, y muy bien arreglado; con jeans limpios, con zapatos de seguridad nuevos y una ranciosa camisa blanca, pero planchada.
– Y esa peiná Pata de Jaiba, parecí lengüeteado por una vaca. – Le dice la Cheli riendo.
– Hay que lucir la hermosura po Cheli- responde tocándose el exceso de gel en el pelo.
– Jajajajaja… se te ve el pelo más duro que turrón en oferta. Jajajajaja…
– Shaaaaaa no seai pesá.
– Ya vamos, no quedemos como impuntuales, mira que la flaca care buitre se puede enojar. Jajajaja…
– Oye a propósito de la care buitre. Te quería preguntar algo piola. – Se pone serio el Pata de Jaiba.
– Dime…
– ¿Por qué decidiste ir? si a ti no te gusta juntarte con gente de otra clase social.
– Patita, ¿sabí porque lo hice? Porque me cayó como patá en la guata la flaca raquítica esa. Cree que porque tiene plata nos puede ningunear. ¡Donde la viste! – Le da un chasquido a los dedos y apunta a su amigo – A sí que vo apoya la causa y pórtate bien no má… socializa, socializa.
– Demás po Cheli, vo sabi que si po. Que te apaño en todas.
– Ese es mi amigo Pata de Jaiba, ya vamos.
– Vamo po, ahí está mi autito esperando.
– Vamos, para alcanzar a comprar unas cervezas y algo pa picar, no vamos a llegar con las manos vacías.
No sé por qué no te creo Cheli, pero quien soy yo para juzgar tus verdaderas intenciones de ir a ese cumpleaños. En fin, los invitados salieron rumbo a la celebración a las 19:30hrs para no llegar tarde. Mientras tanto, en la casa de Germaín, ya estaba la mesa lista con picadillos que entre ellos figuran; cóctel de camarones, minihamburguesas vegetarianas, brochetas de mariscos y diversos cocteles de frutas y verduras.
Suena el timbre en la casa tipo chalé y Germain entusiasta sale a recibir a la visita.
Indudablemente la vestimenta que utilizó la Cheli para esta ocasión resaltaba el cuerpo y todas sus partes, lo cual quería hacer notar. Y lo consiguió.
– Cecilia por favor pasa, te ves muy bien. – Los recibe Germain deslumbrado.
Ella solamente sonríe, le da un beso en la mejilla y le entrega una bolsa con un paquete.
– Espero te guste este regalo, son una docena de locos para que los disfrutes.
Y camina a la casa moviendo exageradamente el trasero, pero porque no podía caminar muy bien con los tacos puestos.
– Hola buenas noches, feliz cumpleaños campeón.
El Pata de Jaiva lo saluda y le entrega un pack de cervezas y una bolsa con picadillos salados.
– Gracias, gracias, pero ayúdame a llevarlos. Adelante. – Responde el festejado.
Una vez adentro ambos invitados saludan a los padres de Germain, pero la Cheli saluda a la “flaca raquítica” con la misma indiferencia que recibe y a Jack con la misma complicidad. Luego reciben una copa de champagne y son invitados a servirse del festín que hay sobre la mesa.
El Pata de Jaiba entró en confianza inmediatamente y comenzó a comer y beber, mientras que Germain hablaba con la Cheli y Jack se dedicaba a abrir una botella de whisky, por otra parte, la dueña de casa no se encontraba muy a gusto con los invitados.
– Entonces, ¿te dedicas solamente a vender pescados? – Intenta plantear una conversación con una pregunta insidiosa que dejó a todos mirando a la Cheli.
– Por supuesto, soy dueña del local N°12 del terminal pesquero, trabajo desde los 18 años como vendedora de pescado. Y no me va nada mal fíjese.
– Ah!, pero me imagino que estudiaste algo, administración de empresas, gestión de negocios o no? – Insiste Brethany bajo los oídos de todos.
– No po señora, yo no tuve la misma suerte que Germain. Mis papás me educaron para atender el local y a ellos los educaron mis abuelos. Y ahí estoy gritando la pescá hasta que me dure la garganta no más po. Jajajaja.- Logra sacar carcajadas del resto.
Así pasaban los minutos, con preguntas mal intencionadas y respuestas evasivas, hasta que el Pata de Jaiba pide permiso y cambia la música a unas cumbias para alegrar la noche.
– Mamá mira, la Cecilia nos trajo locos para preparar. – Le dice Germain entusiasmado.
– Hijo yo no sé preparar esas cosas.
– ¡Yo se prepararlos mi reina, me quedan como para chuparse los dedos! – Interviene el Pata de Jaiba. – Si quiere se los apaleo, se los cocino y le hago una mayonesa cacera.
– Verdad que tú me dijiste que sabias cocinar todas estas cosas. – Le responde ella.
– Así es reina, si quiere usted y con permiso del jefe aquí presente, puedo ir a la cocina y en 90 minutos se los traigo listo. – Jack asiente mientras saca hielo.
– Mmmm ya vamos hombre, te diré dónde están las cosas y la olla a presión. Así quizás aprenda algo.
Y parten rumbo a la cocina a preparar los apetitosos mariscos, dejando en la sala de estar solamente a tres personajes muy particulares, porqué digo eso; Jack habla poco porque quizás está asustado por el gran secreto que existe con la Cheli, Germain se encuentra entusiasmado porque quiere que salte la liebre con la Cheli, y la Cheli aún no entiendo lo que quiere.
– Oh, parece que el revoltijo me está haciendo efecto. Permiso, voy y vuelvo. – Germain se va al baño y deja a dos personajes.
En ese momento el silencioso Jack mira para todos lados cerciorándose de que no haya nadie y se acerca a la Cheli para abrazarla efusivamente. Cambió precipitosamente su forma de ser.
– No he dejado de pensar en ti desde lo de anoche. Jamás pensé volver a encontrarte, me dejaste loco, loco. – Confiesa tratando de besarle el cuello, la cara.
– Oye para, me haces cosquillas…jajaja.- Y la coqueta no se resiste.
– Se nota que sientes lo mismo que yo, ¿o no?
– Jajajaja cuidado nos pueden pillar. – lo dice mientras esquiva los besos.
– Veámonos más tarde y me das mi regalo de cumpleaños, repitamos lo de ayer. Quiero volver hacer tu “capitán de barco”. – Mientras la encierra contra la pared.
– ¡Oye fresco tu no estas de cumpleaños!
– Claro que sí, yo y mi hijo lo estamos hoy. – La sigue acosando con apretones de nalgas.
– Sale, sale viene alguien. – Lo aleja con voz baja.
Efectivamente llega Germain de una falsa alarma natural.
– Llegué, no era nada. ¿En que estaban?
– Nada, nada. Tu papá me comentaba que también está de cumpleaños hoy.
– Así es, así es, coincidentemente nacimos en la misma fecha.
– Entonces hagamos un brindis por ustedes dos, ¡salud!
Ese brindis fue para disimular la reciente situación, dado que las miradas otorgaban complicidad y duda entre los tres presentes. Se tomaban el trago mirándose entre ellos.
– Eeeeh, permiso chicos, voy a la cocina a ver como va todo. Permiso.
Jack sale de la escena mirando de reojo el cuerpo de la mujer y se limpia los labios con un paño blanco, pero la Cheli se dio cuenta que Jack había lavado su calzón y lo utilizaba como servilleta.
No alcanzó ni a desaparecer la sombra del jefe de hogar y el hijo se lanza sobre la mujer para acosarla nuevamente. La abraza tomándola de la cintura y trata de darle un beso diciéndole que lo tiene más caliente que tetera de sorda.
– Cecilia quiero que terminemos lo que iba pasar en la cita que teníamos. – Le habla fervientemente besuqueándole la cara.
– Aún estoy enojada por dejarme plantada. – La Cheli se hace la difícil.
– Pero Cecilia, déjame recompensarte. – Besándole la oreja sacándole sonrisas. – Compartamos un rato más con mis padres y después nos vamos a otro lado más íntimo.
– Oye deja mis senos.
Las manos efusivas de Germain moldeaban las curvaturas del cuerpo que lo tenía en celos.
– Tu celular me aprieta la pierna.
– No es mi celular Cecilia, es otra cosa que te gustará. – La toma del poto y la aprieta haciendo fricción contra su genital.
Finalmente parece que la Cheli si tiene deparado un 2×1 para esta noche, tiene a dos jotes que quieren comer carne o dos perros en celos que la andan cortejando. ¿Qué encanto tiene esta mujer para llegar a esta situación? Su carisma, el humor que la caracteriza o simplemente será una víctima de unos hombres que solamente quieren mandarse una canita al aire y la eligieron a ella para vaciar los cartuchos. ¿Tan desvalida que la encontraran?. Que ingenuos.
La decisión de la Cheli y el desenlace de esta historia, esta vez no estará en sus manos. Hay un suceso que pasará y tendrá el efecto mariposa en el resto de los eventos de esa casa. Por eso le vamos a dar crédito al amigo de la Cheli, al Pata de Jaiba, ya que su acción será gatillante en lo que viene y será como la pieza de dominó que se caerá y derrumbará al resto.
E – El Pata de Jaiba se agarra a la dueña en la cocina.
F – El Pata de Jaiba provoca un incendio en la cocina.
Autor: consciencia12
Imagen: Internet